lunes, 30 de noviembre de 2009

Cerveza con hueco.


Siento rabia en todo mi cuerpo. Tengo ganas de llorar, de matar a alguien. De salir corriendo. Creo que eso es lo que debería haber hecho. Salir, por lo menos a caminar un rato como quien no quiere la cosa. Talvez me compro unos cigarros, podría caminar por el parque, por los parques. Están tan cerca y nunca los visito sola. Debería ir a dar una vuelta, respirar un poco de aire solitario, botar un poco de mierda estancada en mi cabeza, y llorar mientras que camino por la calle, porque al final lo que uno quiere es llorar. Quiero llorar el hecho de que aquel espacio mío que había construído ya no es mío, y ya no tiene sentido escribir de algo cuando sus ojos están mirando lo que sucede en aquellas palabras.

Estúpida

Estúpida

Te odio un poco. Hoy día quiero llorar. Despertar llorando. Y hacer como si la vida nunca hubiese sido vida. Hacer como si yo no existiera. Hoy día tengo ganas de que alguien le dispare a mi cabeza en la punta de un cerro, como lo hacía mi abuelo con unas latas cuando yo tenía siete.

Me Lees


Dijiste que no podías leerme. Que no sabías hacerlo, que yo soy muy difícil. Pero hoy te di la dirección de mis pensamientos, de donde sacas papelitos de vez en cuando para encontrar todo lo que necesitas saber para no volver a leerme nunca más. Hoy te he dicho el número de la página en el que tu nombre está escrito de arriba a abajo. Dibujos que plasman tus ojos que te miran y no quieren dejar de hacerlo.

Hoy día estoy desnuda frente a ti, tú estás vestido, mirándome, y vas a poder verme cada vez que lo quieras desde aquella rendija, de la cual yo te di el dato. Hoy día puedes leerme, y no sé si eso es lo que quiero. Soy tuya.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Un lunes a las dos de la mañana pienso en ti.

Una película nos trata de contar la historia de esta gente que está apunto de morir y no lo hace. Un recuentro romántico, dar la vida por el otro, arriesgar la vida de un millón para darle una esperanza a unos cuantos. ¿Darías la vida por alguien más que no fueras tú? Lo arriesgarías todo. Yo sólo crucé los brazos y me alejé lo más posible de su asiento, asiento que se inhundaba y me hizo sentir incómoda de vez en cuando. Dudo que algún día reciba otra llamada de su parte, ya que no soy una muy buena compañera, y en el cine menos, cuando el que está al lado se impacta por algo que resulta realmente estúpido, y cuando uno dice algo un poco más inteligente (y cagón) pasa desapercibido, al menos que pregunte el por qué de mi impaciencia. ¿Que cuál era? Hablar contigo, por supuesto. Ver si estabas vivo, si me quieres y si sólo quieres desaparecer en tu asiento del carro. Hace tiempo que no sentía qu me aburría cuando aparece un plan no muy planeado. Esas salidas son contigo. Sin un camino, sin rumbo fijo, y sin saber porqué. Ahí estamos: tu y yo, en medio de la pista, yendo a 80 y tratando de llegar lo antes posible para darnos un sólo beso. ¿Mil días más? ¿Mañana me vas a llamar? ¿Te puedo decir amor? Mejor no. 2012 ¿nos vamos a vivir otra aventura? Vamos a caminar por el mundo como los únicos sobrevivientes de una luz que nos persigue y que sale de ti cuando caminas por Dasso y que sale de mí cuando camino a tu lado, cuando dormimos juntos, cuando hacemos el amor por primera, por segunda, por tercera, cuarto y por la quinta. Juntos, no tendríamos tiempo para vivir sin sexo. En 10 horas te llamo. Te amo: siempre se escucha eso por teléfono cuando dices: te llamo. No me gusta que me toquen. Creo que si tuviera una pistola sí mataría a mucha gente. Creo que si tuviera un departamento vivirías conmigo. Creo que si no estuviera escribiendo en este momento, estaría durmiendo para despertarme mañana y escuchar la voz que hace que mi cabeza de vueltas muy rápidamente y que logre causar las nauseas más dulces y buscadas.
Esta noche voy a dormir sola, después de una noche de dormir con todo un mundo. Esta noche no tengo ganas de dormir, no quiero despertarme sola y escuchar que ya no me quieres. Esta noche no vale la pena, no debería pensar en ti. No hoy, no mañana, no en 10 mil años cuando sienta que eres lo único que necesito para respirar.

Te quiero

¿Por qué te quiero? ¿A ti? ¿Por qué después de que sentí que no existía? Después de arrugarme en una hoja de papel y tirarme a través de tu espalda. Te quiero. Y no puedo explicarte, no quiero enredarme, y no quiero que termine nuevamente. Aunque creo que todo termina alguna vez. Yo pensé que el amor no tenía vecha de vencimiento, pero al pasar del tiempo, lo encontré podrido, matándonos, haciéndonos llorar, haciéndonos no preguntar. Tu fecha no está escrita, ¿existe o no existe? ¿Te quiero? ¿Me dirías "te amo"? ¿Has estado cerca de decirlo? Te amo. Una frase interesante, no te la dedico, no ahora, no aquí. Ven. Quédate conmigo. No dejes que termine de ser consumida por la ceniza de un pasado que me jala las piernas al encontrarme perdida.
No me digas que las cosas están bien cuando no lo están. Te quiero. Francamente, te quiero.

sábado, 28 de noviembre de 2009

No llores

No entiende que cuando dice que está triste siento un hueco en el pecho que no me deja respirar. No es él, son todos. O son los dos. No puedo imaginármelos con lágrimas comiéndose sus caras. No puedo dejar de pensar en que no quiero que estés donde estás. Mucho menos quiero estar donde estoy. La arena movediza se escurre hasta mi cintura, yo quiero llorar, tú estás afuera, en otro pozo, tu pozo, en el que bien hundido estas.
Te falta el aire y no lo quieres aceptar, te gustaría estar en otro mundo, por lo menos uno en el que no exista ella, o en el que sólo estén los dos. Y yo... yo estoy caminando en un desierto, en el que la sed no es mi peor problema, en el que la arena en los ojos no me hace llorar, el encargado de ello eres tú.
Crees que no entiendo. Que soy un poco tonta, y talvez sí lo soy un poco, pero tú eres una de las causas por las que mi cabeza da vueltas, y no pienso bien. Y cuando quiero hablar, las palabras no me salen, se esconden cuando me gustaría tan sólo vomitarlas, como lo hace toda esa gente a la que le caería bien un disparo en medio de la frente, esa gente que no vale la pena conocer, esa puta gente a la que tu matarías como a una lata en un cerro.
Han sido tres años en los que ahora sientes que has flotado, que no ha existido ni un poco de aquella intensidad con la que semiraban. Han pasado tres años desde que volteaste la cara para mirarla a ella y a mí me dejaste atrás en el camino. Casi dos años de mi vida, fueron los mejores años de 20 que han pasado hace poco. Yo también dejé distintos ojos que aparecieron y que ahora no existen, y que ahora no me hablan y le dan besos a otras rubias cortinas.
Ha pasado tanto tiempo, yo siento que tengo 50 y que la vida se escapa de mis manos, no puedo sujetarla de manera que no se vaya volando, no puedo mantenerla cerca, y las oportunidades de enamorarme se acaban. Sólo puedo enamorarme de ti, que vendiste tu alma en un mercado de pulgas, y una mujer de 50 años la compró como quien compra un collar de oro con incrustaciones de diamantes. Ella tiene guantes, y un sombrero que le cubre la cara, no quiere verte, no quiere que la veas, pero tú lo has hecho desde hace tanto tiempo que su cara está gastado por tus ojos.
No me digas que estás triste, porque yo lo sé. O mejor dímelo y hazme desaparecer de tu tristeza si es lo que necesitas estos días. No me digas que juegue con tus sábanas si la verás a ella cada vez que cierres los ojos. No me hagas llorar, no me cojas la cara, ni me consueles cuando yo quiera estar en posición fetal, tapada hasta el torzo en una cama que no es mía. No me mates.

viernes, 27 de noviembre de 2009

Carta de Amor


Después de llorar debajo de la cama aquellas semanas, intente sentarme a pensar un momento. Sabía que lo mejor era airearme, aunque yo quería regresar a mi hueco para seguir llorando. Hice una llamada, y aunque pensé que podría retractarme luego, en el fondo mi opinión había cambiado.Tenía que salir, no podía ser tan malo.Llegamos después de una travesía. Yo sólo pensaba en que ese no era mi lugar aquel día.Unos ojos felinos se aparecieron, aunque yo los obvié patéticamente.Pasé cerca, pero me dirigí hacia otras miradas que me saludaron amablemente.No sé cómo, ni cuando. Ni cuál de los dos se acercó primero, sólo recuerdo que empecé a respirar.Una conversación cualquiera, dos amigos que no se hablan desde hace mucho tiempo.Un vaso o dos, da igual, mejor nos sentamos. Empezamos jugando, te reías, me reía, nos reíamos los dos, y yo me sentí feliz. Tampoco podría decirte en este momento, cómo es que mi corazón empezó a ir a mil por hora cada vez que intentaste darme un beso.No sé si estaba nerviosa por que esos ojos gatunos fueron los primeros que vi después de tiempo.Una estúpida debilidad, me hizo morirme de ganas. Mirarte era zambullirme en agua espesa llena de oxígeno que respirar, y flotar entre caricias.No jugué con ese beso. Te lo digo ahora y de verdad. Ese beso estaba ahí, quería darse y quería uno de vuelta.Al siguiente no me sentía tan seria. Me sentía bien. No sabes cuánto dejé aquella noche.Un lunes me di cuenta de que realmente me sentía feliz. Mi vida era diferente. Había algo.No sólo era la intriga de no saber qué piensa la otra persona. En realidad la curiosidad no me movía como lo hacía generalmente. O siempre.Los días pasaban como si nunca jamás hubiera llorado. Aunque sí lo hice.Hasta que llegamos al día en el que dormimos juntos. Ese día.Ese día dormí contigo, te miré, te miré toda la noche, o era día.Me vuelves loca. Haces que mi cabeza de vueltas rápidamente de emoción.Es como si llevarás a un niño todos los días a Disneylandia. Das al blanco con lo que quiero. Es casi estúpido.Ya llegamos casi al mes desde que empezó. No puedo decir desde que empezó todo, porque tendría que referirme a unos años atrás.Tú has cambiado, he cambiado yo.Pero ahora doy vueltas más rápido, y mi corazón se aloca cada vez que te ve. Y me confundes. Me confundes cada diez minutos. Y no sé que hacer. Me has lavado el cerebro en muchas cosas, y he crecido y me he achicado en otras.Me encanta. Me gusta cuando me tocas, cuando hacemos el amor.No sé si es correcto decirlo así, no sé si para ti sea así, tampoco sé si es para mí.Pero me gusta. Y creo que te gusta.Aunque nadie tiene ni la más puta idea de lo que el otro piensa. No me gusta agredirte. Por lo menos no en serio.Me gusta tocarte el pelo, la cara, y como metes mis dedos en tu boca.Cuando me coges la pierna mientras manejas, cuando me pasas el humo por la boca.Si te sigo diciendo que otras cosas me gustan me voy a sentir realmente enferma.Podría decir que casi me gusta todo.No me gusta que no te guste. A nadie le gusta eso, ¿no?Me gustaría gustarte más. O no gustarte menos.Me gustaría no enamorarme, porque no quiero llorar.Estoy hasta el cuello de ti. Embarrada y confundida.Sólo quiero que no desaparezcas.No tienes que sentir nada en una potencia demasiado alta.Estoy totalmente adicta a ti. Y no creo querer soportar que no estés.Quiero salir contigo. Quiero estar contigo y mirarte.Y que me cojas la pierna cuando manejas. Que me quieras.Pero no tienes que hacerlo. Nadie está obligado a hacer nada.No quiero enamorarme, y no puedo creer que ya sea demasiado tarde.Hoy día saqué todo lo que no había sacado a penas se terminó todo hace un mes y nueve días.Lo decidí cuando llegué.Sentí que te prometí algo, sin que estuvieras enterado. Hoy día lloré. Por mí, por ti, por él. Hoy quise hacer el amor contigo en las escaleras. Lo hubiera hecho si estuviera un poco más loca.Perrito, yo también estoy un poco enamorada de ti.

La Luna Nos Persigue


Hoy día a las 10 de la mañana me di cuenta que La Luna Nos Persigue. Cuando despierto no hay oxígeno en el techo. El techo me atrapa, me tiene condenada, me aprisiona y me deja posarme en la cama.
Hoy día respiro, sin oxígeno respiro después de mucho tiempo. Nací hace setencientos noventa y dos horas, y mis ojos recién miran todo lo que no había existido antes de aquel ligero tiempo en el que fui una burbuja que flotaba por las calles de San Isidro.
Veo a estas serpientes, como se acercan, seductoras. Son lo más bonito que he visto. Avanzan sutilmente, calculan cada movimiento y me sonríen cuando llegan a mis pies descalzos que se hunden en una cama de tantos metros.
La primera sensación: Cosquillas, empiezan por mis dedos, llegan al empeine y empiezo a sentir como hierve mi sangre que antes parecía gozar de pura tranquilidad. Suben por mis tobillos, los acarician suavemente y a mí se me dificulta seguir mirando.
Mis muslos tiemblan, llego a la segunda sensación, no puedo dejar de retorcer mis pies, están inquietos y mi respiración se hace más fuerte, más lenta, más rápida y ellas siguen subiendo. Siguen de largo y hacen que todo mi cuerpo tiemble violentamente, una llega a mi ombligo, la otra juega con los huesos de la cadera, esos que todo el mundo sabe que causan mil y un sensaciones debajo de la cintura.
Sube por mi pecho, juega con mis pezones, los rodea, los acaricia los mira desde todos los ángulos. Creo que no quiere dejarlos ir, yo no protesto, tienes luz verde. Son dos ula ula que me dan vueltas en diferentes partes del tiempo, las dos han creado algo distinto, algo que no había sentido antes de que pasaran setecientas noventa y dos horas.
Estos seres seductores, serpientes, que me miran a los ojos, que me hablan con miradas, sólo quieren una cosa. Dicen que ahora me doy cuenta de que tengo un cuerpo: dos piernas que incluyen dos pies, una cadera que no para de moverse, un ombligo, un buen ombligo. Dos tetas que aveces quieren escapar de mi cuerpo y que suben hacia mi clavícula con dos orejas, dos ojos que te miran y una boca que no quiere parar de besarte.